25 Feb El poder del frío
Hormesis
En una entrada anterior, hablamos de los beneficios de la hormesis o vida intermitente. Contamos que el mecanismo de la hormesis consiste, básicamente, en someter el cuerpo a pequeños estresores o estimulantes de manera puntual, y esto induce una respuesta adaptativa y/o un efecto benéfico en el organismo.
Es decir, que salir del confort periódicamente y de manera puntual, aumenta nuestra salud.
Estresores o pautas de vida intermitente incluyen el ayuno, la hipoxia o el ejercicio, entre otros. Pero hoy queremos explicar un poco acerca del frío como activador de la salud. O como dice Wim Hof, también conocido como Ice Man, el frío como maestro.
Vida monótona, temperatura constante
En realidad, somos adictos a los 21º grados. En invierno usamos calefacción y aire acondicionado en verano. Sin duda vivir a 21 grados es cómodo, pero demasiada comodidad nos debilita.
Por contra, la exposición al frío tiene un efecto beneficioso tanta para nuestra salud como para nuestro ánimo. Pero, ¿qué ocurre exactamente cuando tenemos frío?
Tu cuerpo conoce el frío
En primer lugar, cuando tienes frío se cierra el flujo sanguíneo hacia partes no vitales de tu cuerpo. Una respuesta muy inteligente de tu organismo para mantener caliente (por encima de 35º) tu corazón, tu hígado o tus pulmones.
Por contra, cuando te expones al frío empiezas a sentir hormigueo en brazos y piernas, y quizás una sensación de ardor. Y cuando tu cuerpo de nuevo se calienta, los vasos sanguíneos se abren y se reanuda la circulación.
Hay 25.000 kilómetros de vasos sanguíneos en tu cuerpo (eso son tres vueltas a nuestro planeta) Esta extensa red de carreteras se encarga de llevar oxígeno y nutrientes a todas tus células.
Cuando venas y arterias funcionan de manera óptima, tu cerebro piensa mejor, tus músculos responden con mayor eficacia, la fábrica química que es tu hígado se ríe de Pzifer y de Janssen, y tu corazón marca el ritmo de tu vida como la Filarmónica de Viena.
Entrenamiento para tus venas
La exposición controlada al frío supone un entrenamiento para tus vasos sanguíneos, cerrándolos con firmeza para abrirlos nuevamente, igual que cuando entrenas tus músculos.
Al acostumbrarnos al frío de manera gradual y progresiva, no solo nos hacemos más resistentes a bajas temperaturas, sino que recibimos una inyección de energía y mejoramos nuestro estado de ánimo.
Grasa parda y leucocitos
Además de eso, el entrenamiento con frío aumenta nuestra grasa parda. Ésta es un tejido graso que libera energía de forma directa, generando calor. Los bebés recién nacidos poseen gran cantidad de grasa parda, pero disminuye conforme crecemos. No obstante, el acondicionamiento al frío parece capaz de activar estos tejidos pardos, transformando la grasa blanca en energía mediante la grasa parda.
En tercer lugar, la exposición al frío aumenta nuestra cantidad de corpúsculos blancos (leucocitos), encargados de defendernos de virus, bacterias y parásitos. Un estudio de la Thrombosis Foundation (Documentation Center, 1994) demuestra que las personas que toman una ducha de agua fría a diario también tienen más corpúsculos blancos.
La ducha como gimnasio
Sin embargo, el entrenamiento con el frío debe ser progresivo y prudente. Si nos exponemos al frío extremo durante demasiado tiempo sin entrenamiento, corremos el riesgo de sufrir lesiones a causa del frío. Por debajo de los 35º, el frío penetra en nuestros huesos y nuestros tejidos pueden morir, afectando a nuestras funciones metabólicas.
La propuesta Avocados PNI es ir despacio. No necesitas meter tu cuerpo en agua helada durante horas, como hace Wim Hof. Las duchas frías son un excelente método de acondicionamiento al alcance de todos. Empieza poco a poco. Prueba a terminar tu ducha diaria con unos segundos de agua fría, y aumenta el tiempo de exposición al frío cada día. En poco tiempo podrás tomar duchas completas de agua fría, y te sorprenderán los resultados.
Lleva tu salud a otro nivel
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Fuentes:
Hof, Wim, De Jong, K. El poder del frío. OBELS|#Obelisco; N.º 1 edición (28 marzo 2017)
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Juan S-C Suárez
Posted at 09:05h, 25 febreroGracias por el artículo!
Me ha parecido muy interesante y me ha sorprendido el concepto de los estresores intermitentes 🙂
Siempre he admirado a estas personas que viven en ciudades del norte con mar (Gijón, Coruña, Donosti) y que se bañan en el mar a diario, incluso en invierno; por lo visto gozan de muy buena salud y esto podría ser la explicación.
Un saludo avocados!
PNI - Avocados
Posted at 11:16h, 03 marzoSí Juan, hay muchos casos de gente que se baña en el mar durante todo el año y muestran una salud de hierro 🙂
Sobre el mecanismo de la hormesis también hablamos en otra entrada:
https://www.avocadospni.com/hormesis-salir-del-confort-para-mejorar-la-salud/
y seguiremos hablando.
Un saludo