Hijos del Sol

Hijos del Sol

Ritmos circadianos

Llamamos ritmos circadianos a los ciclos de 24 horas por los que se rigen todas las células del organismo.

Lo mismo que existe un tiempo para pasar calor y un tiempo para pasar frío, y no debería existir una temperatura cómoda que nos aletargase durante todo el año (el aire acondicionado a 23º en verano, y la calefacción a 23º en invierno) también es preciso alternar periodos de luz y oscuridad. Y estos periodos de luz y oscuridad varían en función de la latitud del planeta en la que nos encontremos, y también dependiendo de la época del año.

Sin embargo, el ser humano, desde la invención de la luz artificial, ha creado unas condiciones que perturban su universo, fabricando días interminables donde la luz nunca se agota. Esto tiene consecuencias muy negativas sobre el funcionamiento de todo el organismo. Quizá no le damos la importancia que merece, pero para algunos investigadores, alterar estos ritmos vitales es la primera causa de enfermedad en el mundo.

Estar en salud significa sincronizar nuestro sistema celular con el del ciclo diario de la naturaleza. Para ello existe lo que se llama entrenamiento de los ritmos circadianos.

Genes reloj

Se sabe que las células de todos los seres vivos poseen unos genes especiales, llamados genes reloj, que son los encargados de gobernar los ritmos circadianos. Estos “relojes” marcan la hora de manera precisa, gracias a su capacidad para sincronizarse con el ambiente. Y a esta sincronización es a la que llamamos entrenamiento de los ritmos circadianos.

Gracias a que el ser humano inventó el reloj mecánico, estipuló una hora universal que desde entonces rige la sociedad. Gracias a esa hora, el mundo del hombre funciona correctamente: el tráfico se desarrolla sin demasiados incidentes, la gente acude a su lugar de trabajo de manera ordenada, y quedamos con nuestros amigos para cenar sin demasiado retraso.

De igual forma, el organismo funciona de acuerdo con ritmos específicos que se suceden y encadenan unos con otros. El hígado y el páncreas deben trabajar a unas horas y descansar y regenerarse en otros momentos. Lo mismo pasa con el resto de órganos del cuerpo.

Para saber cuándo deben activarse unos procesos u otros, la inefable maravilla que es la naturaleza humana necesita de un mecanismo externo que le permita sincronizar sus ritmos y procesos. Esto forma parte de la necesaria adaptación que todo organismo necesita realizar con su entorno para poder sobrevivir.

Tiene lógica: la vida que ha sido capaz de brotar, lo ha hecho gracias a un entorno específico, que es su sustento. Es por tanto una prioridad de cada forma de vida estar en sincronía con ese hábitat que propicia su existencia.

Agentes sincronizadores

En el caso de nuestro planeta, el primer agente sincronizador es el Sol, por supuesto. El astro rey emite diferentes ondas electromagnéticas. Una de ellas, la que compone el color azul, funciona como principal sincronizador.

Con la salida del sol, el azul comienza a aparecer y a ganar intensidad hasta alcanzar el mediodía, momento en que comienza a decaer hasta que desaparece cuando cae la noche.

Las células detectan la presencia e intensidad de la luz azul, en relación con el número de fotones azules que reciben. Así es como el cuerpo “sabe” la hora que es, y coordina sus procesos de activación y descanso.

Una aclaración: la luz que percibes como blanca en realidad es azul. El color blanco no corresponde a ninguna onda lumínica, no existen fotones de luz blanca.

Pues bien, las células de nuestros ojos y de nuestra piel disponen de receptores de luz azul (melanopsinas), e informan al cerebro de la hora exacta del día. Para poner en hora tus células es preciso exponer la piel y la vista a la luz del sol, al aire libre.

Se sabe que la luz azul ejerce un poderoso efecto de relajación de los vasos sanguíneos. Es decir, que la sangre está sometida a los ritmos biológicos. También el tejido adiposo, además de la piel, y el resto de órganos de tu cuerpo, confían su funcionamiento a los ritmos circadianos.

La leptina y el sol regulan la energía del cuerpo

El tejido adiposo secreta la hormona leptina, de la que ya hablamos en su momento. La leptina regula el metabolismo energético, es decir, le indica al cerebro cuál es el estado energético de las células del cuerpo. En función de la cantidad de leptina, el hipotálamo actúa en consecuencia, regulando hormonas, controlando la temperatura corporal, modulando el azúcar en sangre y un montón de procesos relacionados con el metabolismo.

La leptina depende en primer lugar de la luz del sol: de si hay luz azul o no, y de cuánta luz azul hay, es decir, si es de día o de noche. Y de la leptina dependen el resto de hormonas del metabolismo, incluidas la insulina y las hormonas tiroideas.

En periodos de oscuridad (de noche), la leptina no debería ser estimulada, porque no hay luz azul natural en el ambiente. Sin embargo, la exposición a la luz artificial ocasiona lo mismo que si haces 5 ó 6 comidas al día, esto es: estimulas la leptina en momentos en que el cuerpo debería estar en proceso de recuperación.

La consecuencia de todo esto, entre otras, es que puedes terminar desarrollando resistencia a la leptina, que es un precursor de la resistencia a la insulina, con las consecuencias que ya conocemos.

¿Cuál es la lectura final de este proceso de desajuste circadiano? Como señalan Carlos y Ricardo Stro: “La importancia del sol y de los ritmos circadianos es tal, que la destrucción de estos ritmos biológicos está en el origen de todas las enfermedades metabólicas, empezando por la obesidad”.

Somos hijos del Sol

La exposición al sol se ha convertido en los últimos años en un tema de polémica. Concretamente, desde los años sesenta, se dice que la radiación del sol genera cáncer. Hasta tal punto, que la Organización Mundial de la Salud cataloga al sol como uno de los agentes carcinógenos del grupo 1, donde por cierto también se encuentra el plutonio. Este tipo de acciones conforman dogmas, y casi nadie se toma el tiempo de poner en duda los dogmas, pese a que muchos de ellos no cuentan con base científica que los sustenten.

Sin embargo, está científicamente probado que el sol es el origen de la vida. Gracias a los estudios de Michael A. Crawford, sabemos que el cerebro y la retina de los mamíferos contienen enormes cantidades de omega 3 DHA, esencial para el organismo humano y su supervivencia. Resulta que esta maravillosa molécula es capaz de convertir la energía del sol en corriente eléctrica. Hasta que el DHA hizo su aparición en la Tierra gracias a los organismos fotosintéticos, la vida en el planeta no explotó.

A través del trabajo del doctor Crawford, sabemos que es imposible hacer crecer un cerebro de manera óptima cuando existe deficiencia de DHA en la dieta materna. En el desarrollo del cerebro, las órdenes principales están guiadas por el DHA y la luz solar. La luz del sol contiene toda la información necesaria para formar un ser vivo. Literalmente, el sol nos ha creado como formas de vida. Somos hijos del sol.

Vitamina D

Otro ejemplo precioso de la importancia fundamental del sol nos lo da la vitamina D. A comienzos del siglo XX, muchos niños de países industrializados, que vivían hacinados, desarrollaban raquitismo, una enfermedad que provoca huesos blandos y débiles, retraso en el crecimiento y en las habilidades motoras, así como dolor muscular y óseo.

La exposición de esos niños a la luz solar reveló una reversión de su enfermedad en todo el organismo. Los científicos supusieron que la irradiación del sol en la piel producía una sustancia vital que pasa a la sangre y regenera el cuerpo. Años más tarde, al ser la cuarta vitamina descubierta (aunque en realidad es una hormona esteroidea) se la llamó vitamina D.

Cuando el sol toca tu piel, una parte de ese rayo, en el rango del ultravioleta B, actúa sobre un derivado del colesterol, el 7-dehidrocolesterol, para formar la hormona conocida como vitamina D. Además de reconstruir los huesos de los niños con raquitismo, la vitamina D se encarga de regular la respuesta inmune, produciendo señales precisas en los glóbulos blancos. Por eso, la deficiencia de vitamina D te expone a sufrir todo tipo de enfermedades, desde una gripe hasta cualquier forma de cáncer.

El sol te ha dado a luz (nunca mejor dicho) y está demostrado que “esconderte” de él provoca enfermedad.

Sincronízate con el Sol

Seguiremos hablando de ritmos circadianos, pues una salud óptima depende de entrenar correctamente su sincronización. En la entrada de hoy, te dejamos solo una primera propuesta: procura adaptar tu actividad al ritmo del sol. Esto incluye una variedad de prácticas, como exponer la piel a la luz natural a primeras horas de la mañana, idealmente mirando a la lejanía.

Pero sobre todo te dejamos dos recomendaciones:

1. Intenta no comer de noche. Toda la actividad del organismo, incluida la digestión, es cosa de la luz del día. El día es la hora de las hormonas como el cortisol, la serotonina y la insulina. No pasa nada si un día quedas para cenar con los amigos, pero en tu día a día, recuerda que obligar al cuerpo a funcionar cuando no le toca, es causa de enfermedad.

2. Apaga las pantallas cuando se va el sol. En su momento hablamos de lo perjudicial que son las pantallas para los niños. A partir de una hora, las pantallas son enemigos de la salud. La noche es el tiempo de la recuperación celular. Los sincronizadores circadianos avisan a las células de que es momento de la reparación, cuando tu sistema, gracias a la autofagia y la apoptosis, se recicla y elimina residuos y células disfuncionales (como las precancerosas) Estos procesos de recuperación dependen sobre todo de la melatonina. Cuando usas el móvil o el televisor por la noche, le estás diciendo a tu cuerpo que no es momento de descansar, y por tanto, que no es momento de reparar. Estás impidiendo a tu organismo depurarse y sanar.

De nuevo, no significa que el viernes no puedas quedarte a ver una película por la noche, pero si conviertes todas las noches de la semana en sesiones de streaming, tu cuerpo sin duda va a terminar enfermando.

Conclusión: la destrucción de estos dos programas es una de las causas principales de las enfermedades de nuestra civilización. Hay un tiempo para cada cosa bajo el sol. Volver a la vida origen significa restablecer una relación natural con el medioambiente, y el sol es el primero y más importante de los elementos que han propiciado tu vida.

Lleva tu salud a otro nivel

Si quieres aprender a comer de la manera más acorde con tu organismo, tengo una propuesta interesante para ti. Todo esto y más vas a conocer en nuestro plan mensual de acompañamiento en Alimentación Origen. Conoce todo lo que la Vida Origen tiene para ofrecerte.

Fuentes:

Carlos y Ricardo Stro. Supervivir. Grijalbo (10 noviembre 2022)

Yolanda Santiuste Blázquez. Reset, encuentra tu salud. Línea Alba.

Michael A. Crawford et al. Una teoría cuántica para el papel insustituible del ácido docosahexaenoico en la señalización de las células neurales a lo largo de la evolución.

Carlos Stro. Leptina, reguladora del metabolismo energético.

 

Últimas Entradas
  • El té kombucha se obtiene de la fermentación de una infusión de té, normalmente negro o verde, o una mezcla de ambos, azúcar y un scoby. El scoby es un disco gelatinoso compuesto de celulosa que alberga una colonia de bacterias y levaduras que se......

  • Cantidad: 1 ración Tiempo de preparación: 20 minutos   Ingredientes 150 gr. de espaguetis de sarraceno. 2 cucharadas soperas de AOVE Media cebolla.. 1 lata de sardinas. 3 anchoas. 20 gr. de uvas pasas. 20 gr. de piñones (o nueves o almendras) Medio limón. 150......

  • ¿Te sientes estresad@? ¿Últimamente das más paseos a la nevera entre horas? El efecto llamado “comer por estrés” no es un invento del marketing, sino una reacción fisiológica de nuestro organismo. El estrés le indica a nuestro cuerpo que tenemos un problema, y nuestro sabio......

1 Comment

Post A Comment