La dieta más apropiada para el ser humano

22 Jul La dieta más apropiada para el ser humano

Vegetariana, vegana, baja en carbohidratos, cetogénica, mediterránea… ¿Cuál es la dieta idónea para nosotros, los humanos?

En primer lugar, hay que entender que la clave del éxito evolutivo está en la capacidad de adaptación. Un ser vivo tiene más posibilidades de supervivencia cuanto más rápido consigue adaptarse a los cambios en el medio. En ese sentido, la variedad de alimentos que podemos comer está determinada por la evolución de nuestro sistema digestivo.

Recuerda tus orígenes

Piensa por un momento como lo haría un homo sapiens: dispones de comida y cobijo, tienes a alguien dispuesto a reproducirse contigo, y has tenido descendencia. ¡Te ha tocado el premio gordo! Alégrate, estás disfrutando del “sueldo Nescafé” de nuestros antepasados.

Sin embargo, un día, en medio de la paradisíaca existencia de tu estirpe, se produce un cambio brusco en el entorno, y empieza a escasear un alimento que era básico (por ejemplo, el fruto del árbol A). Debes buscar alternativas, porque tienes que comer. Sabes que está el fruto del árbol B, pero no está muy sabroso, y además, cuando lo has comido, no te ha sentado del todo bien. ¡Pero chico, es lo que hay!. Tu sistema digestivo tendrá que adaptarse a ingerir lo que haya. Aquellos de tus vecinos que mejor se adapten al fruto B, podrán sobrevivir. En caso de que no te adaptes, bueno, diremos de forma suave que ya no podrías disfrutar del sueldo Nescafé….

Un tubo digestivo más corto

Este ciclo evolutivo, que se va repitiendo a lo largo de la existencia de cualquier especie, ha ido moldeando nuestro sistema digestivo. Por eso las cabras se alimentan de hierba y nosotros no. De hecho, nuestro sistema digestivo cambió hace dos millones de años, cuando el Homo Habilis aprendió a usar la piedra como herramienta. Gracias a esta adaptación, pudimos romper huesos y cráneos de animales y acceder a la grasa del cerebro y del tuétano.

Puede que la imagen no te resulte agradable, pero gracias a esta adaptación, entre otras cosas, es que comenzó a crecer nuestro cerebro al mismo tiempo que se reducía nuestro intestino. Una de las cosas que nos diferencia del chimpancé es que ellos tienen la barriga más grande. No es que estén gordos, es porque su tubo digestivo es más largo, para poder digerir raíces y otros alimentos fibrosos, imposibles para nuestro corto intestino.

Somos seres paleolíticos

La época de esa evolución digestiva, hace dos millones de años, hasta hace aproximadamente 10.000 años es la era paleolítica. Hace tan solo 10.000 años que aparecieron la agricultura y la ganadería en Mesopotamia. Es a partir de esa fecha que comenzamos a consumir cereales, lácteos y harinas. Y además, esta tendencia llegó a occidente hace solamente 3 ó 4 mil años.

Eso quiere decir que el 95% del tiempo que llevamos existiendo como especie, hemos vivido como seres del paleolítico, con una dieta de cazadores-recolectores, basada en las proteínas y las grasas de carne y pescado, además de crustáceos, insectos, frutas y raíces. Nuestro código genético se gestó durante el paleolítico, y en dos millones de años se ha modificado menos de un 1%.

La condena de la Revolución Industrial

Si ahora la agricultura y sus productos ya no te parecen tan antiguos, imagina cómo nos sientan los azúcares, los aceites vegetales, la bollería y las grasas trans. Todos estos son productos que aparecen a partir de la Revolución Industrial, hace tan solo 200 años.

Propuesta AvocadosPNI

Come comida origen, come comida real.

Tu sistema orgánico está diseñado para comer aquello que llevas comiendo como especie 76.000 generaciones. Tu genética es la de un homo sapiens, y tu comida ideal es aquella para la que tu sistema digestivo se ha formado.

Fuentes:

Pérez, Carlos. Paleovida. B (Ediciones B); 001 edición (18 abril 2012)

Art’gerecht blog. Artgerechte Ernährung: Wie ernährt sich der Mensch?